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Cómo se fabrica un
Cuenco Tibetano
Seguramente te habrás preguntado como se hace un Cuenco Tibetano y cual es el mejor método para elaborarlo. Este es el punto donde más se diversifican los caminos y las historias respecto a los Cuencos Tibetanos. Existen muchas formas de hacerlos . Algunas mejores que otras, algunas muy poco apropiadas. Entre las mejores técnicas están el martillado, el repujado artesanal y el estampado. Entre las menos aptas, están la fundición y otros métodos industrializados. Aquí te contaremos un poco sobre cada uno:

El martillado:
Este método consiste en tomar una pieza redonda de metal fundido o laminado, similar a una gran moneda. Calentarlo hasta el rojo vivo, mediante un horno, soplete o fragua, para ablandarlo y aumentar su grado de maleabilidad. Y martillarlo constantemente sobre un molde cóncavo para darle forma.
Conforme se va golpeando el metal, este se endurece y requiere ser calentado nuevamente para recuperar su maleabilidad. Este proceso se conoce como recocido y se repite muchas veces hasta lograr la forma deseada,
Si bien es la técnica más antigua y una de las mejores, esto no siempre asegura la calidad del cuenco. Desde sus inicios, este fue el método preferido de los fabricantes, ya que era prácticamente la única forma que existía de hacer un cuenco en aquel entonces.
En la actualidad sigue siendo el método de elección de algunos fabricantes pero es difícil encontrar quién los elabore y afine de la forma correcta. Ya que, darle la forma de cuenco es relativamente fácil, el reto está en lograr equilibrar la infinidad de tensiones introducidas en el metal por cada golpe de martillo. Es muy común encontrar cuencos martillados con mucha pasión, pero con un grado de afinación muy pobre. Es una técnica que requiere muchísimo conocimiento y años de experiencia, que muy pocos fabricantes en el mundo dominan.
El Repujado:
Si el termino te resulta extraño, imagina un método muy similar al que un alfarero utiliza para elaborar vasijas de cerámica. En el que se hace girar la pieza y se va formando con el contacto de las manos.
En el caso de los Cuencos Tibetanos, se parte de una lamina de metal redonda. Que se calienta al rojo vivo para ablandarla completamente y poder moldearla. Luego de este proceso el metal queda casi tan suave como una goma.
Luego se hace girar el metal sobre una plataforma a una velocidad especifica y se empieza a moldear, con la ayuda de una palanca para ejercer mayor presión sobre el metal. Así, se le empieza a dar la forma curva típica de los cuencos. Esta etapa dura apenas unos segundos, ya que el metal se endurece rápidamente y es necesario volver a calentarlo. De lo contrario, la tensión residual acumulada en el metal, ocasionaría que el metal estalle en mil pedazos.

Esa misma tensión que se acumula poco a poco dentro del metal, es la misma que luego generará los distintos sonidos dentro del cuenco. Dichas tensiones se van sumando y regulando durante todo el proceso de elaboración. De la misma forma con la que se ajusta la tensión en la cuerda de una guitarra, buscando el sonido correcto. Pero esta compleja practica, requiere de mucho cuidado, conocimiento y experiencia.
La mayor ventaja que ofrece este método es la homogeneidad. Esto quiere decir que todas las partes del cuenco presentan un mismo nivel de tensión y dureza, lo cual representa un grado de afinación y armonía mucho mayor en el sonido del cuenco. Este es el punto más difícil de lograr con otros métodos, como la técnica del martillado, ya que cada golpe agrega una gran cantidad de tensiones muy irregulares.
Si las tensiones fueron bien equilibradas dentro del cuenco, sea cual sea el metodo que se haya utilizado, el cuenco sonara hermosamente. La mejor forma de reconocerlo es escuchar una relación armónica entre todos los sonidos que emite el cuenco. En términos simples, si el cuenco suena hermoso, fue bien elaborado.
Si suena raro, no lo fue.
El Estampado:
Es una de las técnicas más modernas que existe, comúnmente usada para elaborar partes de autos, ollas, lamparas, entre otros. Su principal busqueda puede resumirse en dos palabras: producción acelerada.
Si el método llega a ser bien empleado, permite alcanzar un buen nivel de calidad sonora. Cabe recalcar, que es un método 100% industrializado. Si el resultado es lo que cuenta para ti, y no el medio, esto no debería importarte mucho. Pero si lo que buscas es un instrumento artesanal, elaborado con pasión y dedicación por las manos de un artesano, este método no será tu favorito.
La Fundición:
Este método consiste en fundir cierta cantidad de metal hasta volverlo completamente liquido, para luego verterlo sobre un molde de arena que dará forma total al cuenco. En tan solo un par de minutos se logra lo que con otros métodos tomaría semanas de trabajo.
En este caso la velocidad puede parecer algo ventajoso, hasta que notamos la cantidad de beneficios que hemos perdido por ir demasiado rápido. Los cuencos fundidos carecen totalmente de tensión, ya que el metal no ha sido estirado de ninguna forma. Esto deriva en que el sonido que produce sea muy opaco, la resonancia muy escasa, y el timbre muy agudo.



Son fácilmente reconocibles por su interior rugoso, producido por el molde de arena. Similar al revoque de una pared antes de ser pintada. Este método puede ser combinado con un dibujo muy llamativo generalmente budista, en un intento de hacerlo lucir más atractivo. La fundición es utilizada por quienes buscan una producción rápida o voluminosa, y suelen cumplir más la función de adorno que de instrumento musical o terapéutico. Son cuencos muy pesados, muy agudos y de baja sonoridad.
Desde cualquier punto de vista, este es el método de elaboración menos recomendado para hacer un cuenco. Ya que obtiene los resultados más pobres a nivel calidad, resonancia, vibración, volumen, peso, acabado, etc.
+ Acerca de Nosotros: Somos creadores y fabricantes de diversos instrumentos para musicoterapia, como Gongs, Cuencos Tibetanos, Sattva Drum, Handpans, entre otros. Dedicamos nuestra energía a su estudio y desarrollo desde hace más de 10 años, usando una técnica especifica para cada instrumento y así lograr la mejor calidad posible, sobre todas las cosas.